Posted by on 27/09/2018

Cuando Christopher Nolan rescató “Westworld” – la película de Michael Crichton de los 70 – y la convirtió en una serie de éxito, nos mostró unos androides que podrían ser confundidos con los seres humanos.

Aunque los robots de la serie de Nolan aún quedan lejos en el horizonte tecnológico, los androides humanoides son ya una realidad en investigación, así como la idea de crear consciencias basadas en inteligencia artificial.

 

Imagen de dos androides que aparecen en la serie Westworld. Imagen compartida por Patricia Wong, con licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 2.0.

Westworld: un parque temático hecho a golpe de bioingeniería

Westworld sucede en un futuro impreciso – aunque cada vez menos lejano – donde los androides son réplicas exactas de seres humanos, creados con programas de diseño e impresos en 3D. En la serie, Westworld es un parque temático, un entretenimiento para los clientes (humanos) que asisten a una réplica del “lejano oeste” para interaccionar con los anfitriones (androides) y vivir una experiencia salvaje.

Los problemas aparecen cuando algunos de los anfitriones más antiguos parecen “despertar” de su programa (cada día los robots del parque son reseteados) y empiezan a conservar algunos recuerdos, tomando consciencia de las cosas que les suceden. El espectador debe entonces abordar un importante conflicto ético: un robot hecho a nuestra imagen y semejanza, y con consciencia de ser, ¿debería ser tratado como un humano?

 

La mente emerge en el cerebro, pero no es solo sustancia gris

Los avances tecnológicos más recientes están permitiendo entender la estructura del cerebro con un gran nivel de precisión, y también recopilar grandes bases de datos (lo que se conoce como big data) sobre estas estructuras y la actividad del cerebro. Pero inferir cómo sucede el comportamiento, o como moldeamos nuestras experiencias, va mucho más allá de un conocimiento anatómico detallado. Se necesitan teorías que ayuden a explicar el entramado que conecta mente y  sustancia gris; en resumen, una teoría de la conciencia.

La búsqueda de la teoría perfecta

El Robot iCub, que es físicamente antrofomórfico. Este es uno de los androides con que el grupo SPECS ha trabajado. Imagen de ©Xavier Caré  via Wikimedia Commons con licencia Creative Commons CC BY-SA 4.0.

En todas las disciplinas científicas hay una búsqueda incesante de teorías, que unifiquen el conocimiento recopilado en un ámbito y que, sobre todo, ayuden a hacer predicciones y controlar los fenómenos naturales – ya sea para crear experimentos o nuevos artefactos. Por ejemplo, en física, todavía se busca esa teoría que consiga explicar el origen del universo, desde el Big Bang, pasando por la formación de estrellas y la expansión del cosmos. Por otra parte, este modelo nos debería permitir hacer predicciones sobre el futuro del universo (¿el universo se expande?) y sus componentes (¿Cuántos millones de años le quedan a nuestro Sol antes de convertirse en enana blanca?), y también diseñar experimentos o naves espaciales de acuerdo con los principios derivados de esta teoría.

¿Pero cómo podemos diseñar una teoría que unifique mente y cerebro? En el grupo SPECS del IBEC se han atrevido a proponer una teoría, la DAC (del inglés Distributed Adaptive Control), que incluiría ambos elementos, así como la conexión con el cuerpo, para explicar la consciencia. Esta teoría persigue integrar la estructura y función del cerebro con su anatomía y fisiología para explicar el comportamiento.

Pero lo más difícil es poner a prueba esta teoría. Para ello, los investigadores recurren a los robots; el robot representa la teoría, que puede ser comprobada en el mundo real a través de un elemento físico (su cuerpo de androide).

Quién sabe si en el futuro podremos descargarnos nuestra mente por internet, o si compartiremos nuestra sociedad con los “robo-sapiens”. Por lo pronto, ese futuro está por escribir. Aunque siempre nos quedarán las series…

 

Bibliografía

  1. DAC Distributed Adaptive System: Theory and Practice; CSN Book Series (2013)
  2. Westworld. Wikipedia
  3. Imagen en portada: George, un modelo posterior de Eric (el primer robot británico), desayunando con su inventor William Richards en Berlín, 1930; Imagen via Wikimedia Commons con licencia Creative Commons CC BY-SA 3.0 de